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Educación

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Educación ¿de qué hablamos en el país?

Es un tema complejo y que puede tardar mucho en discutirlo, pero en esta ocasión lo que pretendemos es arrancar la discusión y poner en la mente de los que lean, la siguiente pregunta: ¿cuál es el aporte individual que cada uno hace al proceso educativo de los hondureños? Es fácil observar el tipo de educación que se le está dando al hondureño – es necesario tener claro que el proceso educativo del ser humano arranca desde de su nacimiento hasta el momento en el que muere; no podemos ser tan mediocres en limitarlo al tiempo en que se está sentado en un pupitre dentro de un aula de clases –, una “educación” que está convirtiendo al hondureño en un ente egoísta e indiferente ante la realidad que vive el mundo, el país, la ciudad, el pueblo, la aldea, el caserío, la colonia, el barrio, el bloque o su vecino y por tanto indiferente a su propia vida.

Es necesario que cada hondureño esté convencido que el proceso educativo depende de cada uno de nosotros; que la alfabetización no es solamente aprender a medio leer o medio escribir; que el “derecho” a elegir seguirá siendo una ilusión en la medida que permitamos que nuestros “gobernantes” nos metan los dedos en la boca con el pretexto de que se tiene a los niños 200 días en las aulas de clases y no entendamos que esos espacios se han convertido en guarderías, donde los padres dejan a sus hijos y creen que están seguros por algunas horas y además aprendiendo lo necesario para ser “alguien” en la vida. Estamos perdiendo de vista que las aulas de clases se han convertido en el mejor instrumento – que tiene un sistema centrado en la industrialización, mistificación de las mercancías, divinización del mercado y cosificación del ser humano – para mantener el statu quo que le conviene al reducido grupo que tiene en sus manos el capital, las tierras productivas y que explota la fuerza de trabajo del enorme y creciente grupo de proletarios existente en Latinoamérica y especialmente en Honduras.

Somos títeres de un sistema que cada día genera más “necesidades” y utiliza los medios de comunicación y la educación para crear individuos dóciles y conformistas. Es fundamental cambiar este enfoque y promover una educación que fomente el pensamiento crítico y la autorrealización. Paulo Freire lo dice de una forma más clara: tal vez el sentido más exacto de la alfabetización sea que el ser humano aprenda a escribir su vida, como autor y como testigo de su historia; biografiarse, existenciarse, historizarse.

Cada uno tendrá su opinión y es la coyuntura histórica en la que debemos de levantar la voz para que dentro de la diversidad de criterios comencemos a construir un mejor país y que las generaciones venideras sean más conscientes de la riqueza humana, natural, cultural y social existente en Honduras. Revisando algunas cosas me encontré en internet con la película llamada LA EDUCACIÓN PROHIBIDA.

Les comparto un fragmento para que se animen a verla:
Hoy en día la educación está prohibida, muy poco de lo que pasa en nuestras escuelas es verdaderamente importante y las cosas que importan no se anotan en ningún cuaderno o carpeta.
¿Cómo encontrarnos con la vida?¿cómo enfrentarnos con las dificultades? No lo sabemos

Hablan mucho de educación, progreso, democracia, un mundo mejor, pero nada de eso pasa en el aula. Nos enseñan a estar lejos unos de otros y a competir por cosas que no tienen valor; padres y maestros no nos escuchan, no nos preguntan nunca qué opinamos. No tienen idea de que sentimos, de que pensamos o que queremos hacer.

¿No sería maravilloso que podamos decidir día a día ir a la escuela? Qué sea elección nuestra y no de nuestros padres. Que la escuela sea un lugar hermoso, donde disfrutar, jugar, ser libre y elegir que aprender y como aprenderlo. Enséñennos a soñar que las cosas pueden ser distintas, ese es el ejemplo que nos tienen que dar; sus expectativa son suyas y no son nuestras y mientras las sigan teniendo vamos a seguir fallando.

Por todo esto decimos basta. Basta de decidir por nosotros, basta de calificarnos, basta de imponernos; ni las ciencias, ni los exámenes, ni los diplomas. Acá estamos para hablar, para compartir nuestras ideas, para aprender que las cosas se pueden cambiar. Nosotros vamos a decidir qué queremos ser, hacer, sentir o pensar.

Creemos que la educación está prohibida; no por culpa de las familias, no por culpa de los chicos, no por culpa de los docentes; LA EDUCACIÓN LA PROHIBIMOS TODOS, cada vez que elegimos mirar para otro lado en vez de escuchar, cada vez que elegimos la meta en lugar del trayecto, cada vez que dejamos todo igual en lugar de probar algo nuevo.

SOMOS LOS QUE HACEMOS, LO QUE LEEMOS, LO QUE VEMOS, LO QUE ESCUCHAMOS, LA PERSONAS CON LAS QUE NOS RELACIONAMOS, LA FORMA EN LA QUE HABLAMOS…

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